jueves, 5 de abril de 2007

El canto del gallo

Según mi opinión; y en la cual baso el orden de los hechos en el Diamartirón, las palabras de Jesús a Pedro en relación a la negación, hacen referencia a dos vigilias “del canto del gallo”. Con este nombre se identificaba a la última de las vigilias en que tanto romanos como judíos dividían la parte nocturna del día. De tal modo, Jesús estaría diciendo claramente que su juicio se prolongaría por al menos dos madrugadas. Y además, esta interpretación posibilita arreglar todos los eventos de la manera que lo están en el Diamartirón, y contrariamente al entendido general que todo habría ocurrido en escasas horas.
Siendo una aseveración tan crucial y a su vez más que novedosa, revolucionaria; es justo que yo defienda mi opinión cuando se me piden fundamentos. No obstante, la evidencia en los Evangelios es tan contundente a favor de mi interpretación que yo mismo me pregunto ¿cómo es posible que alguien interprete que Jesús estaba prefiriéndose a un gallo cantando? Mateo y Marcos son tan claros y expresos al decirnos que se refería a dos madrugadas, y no a dos gallos que yo quedo perplejo. De hecho la palabra “gallo” ni siquiera aparece en sus textos.
Tal vez usted me diga que he perdido la razón. Si usted abre su RVR o su NVI y lee con atención va a encontrar la palabra “gallo”. Pero yo le tengo una sorpresa; esa expresión no aparece en el texto original griego; solamente aparece en las traducciones.

El texto griego dice “ajlevktora fwnh`sai"” alectora foonesais; lo cual con un poco de voluntad se puede aceptar como “canto del gallo”. Sin embargo, literalmente dice “voz del gallo”; y “del gallo” se refiere a “propio del gallo”; por lo tanto dice exactamente “voz propia del gallo”. Y en cualquier diccionario castellano encontramos que “voz propia del gallo” es la definición de la palabra “cacareo”.

Respecto a las traducciones yo siempre he tenido mis dudas. Por ejemplo: ¿Es la NVI una traducción al castellano de la NIV? ¿Es la RVR una traducción del texto griego? Respecto a la primer pregunta, los traductores dicen que no. Sin embargo yo creo que ellos no comenzaron de cero; sinó que comenzaron a partir de la versión en inglés, aunque cotejando constantemente al texto griego. Del mismo modo; Reina y Valera se basaron en el texto latín; y se ayudaron con otras traducciones a idiomas anglosajones que comprobadamente tuvieron a su alcance.
La Vulgata dice “gallus cantet” y King James dice “cock crow”. Esta última es la peor de las dos pues está diciendo “cacareo del gallo”. De allí nace la confusión general en las subsiguientes traducciones.

Otro ingrediente que ayudó a la traducción errónea, es el hecho que más adelante en el relato de los Evangelios se cuenta de dos gallos que cantaron. Estos son claramente gallos de carne y hueso y no el nombre que entonces se le daba a la madrugada. Pero eso no prueba nada respecto de las palabras de Jesús en Mateo y Marcos.
Si Jesús dijo “madrugada” en arameo, lo cual se dice “canto del gallo”, o “cacareo”; y si en el cumplimiento, un gallo cantó en la madrugada; y si Pedro hace relación entre ese gallo cantando y las palabras de Jesús; nada de eso cambia el significado de Sus palabras.

Finalmente, es el uso del “canto del gallo” en forma de verbo conjugado, lo que lleva a la confusión. Generalmente, para que haya una acción, debe de haber un actor. Y si alguien está cacareando, ese debe de ser un gallo. Esta línea de pensamiento es clara pero yerra. De mañana amanece; de tarde atardece, de noche anochece, y de madrugada madruga. Si en lugar de “madrugada” dijésemos “cacareo”; entonces, próximos a la salida del sol, cacarea.
Pedro, antes que amanezca tres veces… Pedro, antes que atardezca tres veces… Pedro, antes que anochezca tres veces… Pedro, antes que cacaree tres veces… En ninguna de las cuatro frases anteriores se menciona un gallo. Tampoco lo hizo Jesús según lo registran Mateo y Marcos.

Estas son las tres causas que probablemente llevaron a un error tan universal. Y si no fuese así; de alguna forma ocurrió; porque lo cierto y claro es que el texto griego dice apenas “cacareo” y nunca usa la palabra “gallo”.
En griego “gallo” se dice “ajlevktwr” alectoor. Esta palabra aparece, por ejemplo, en Mateo 26:74 refiriéndose a un gallo que cantó y que Pedro escuchó. Dice “ajlevktwr ejfwvnhsen” alectoor efoonesen, y en el versículo 75, Pedro recuerda las palabras de Jesús “ajlevktora fwnh`sai” alectora foonesais.
La diferencia entre alectoor y alectora es la misma que existe entre caballo y equino, entre toro y vacuno. La primera es simplemente “gallo”, la segunda es “propio del gallo” así como “propio del gato” es “felino” y “propio del perro” es “canino”.
Si acordamos que “sonido propio del gato” es “maullido”; y que “sonido propio del perro” es “ladrido”, entonces alectora foonesais es cacareo. Y aunque la palabra “relincho” nos trae a la mente a un caballo; y si la palabra “mugido” nos recuerda a una vaca; aún así, el sonido de un animal, y el animal en sí, son dos cosas diferentes.

Pero también existe una diferencia notable entre foonesais la cual significa “dar voces” y efoonesen que se traduce como “llamar”. Entonces se ve que “dar voces” se combina con “propio del gallo” para significar “cacarear”. Y “llamar” va con “gallo” para expresar que un gallo está haciendo su llamado matutino.

Espero que a esta altura, el lector haya aceptado que Jesús no hacía mención a un gallo cantando, sinó a las últimas horas de la madrugada. Espero que haya comprendido que tal interpretación está basada en el texto griego del cual se ha traducido con poca exactitud. Y espero que estos conceptos los haya hecho firmes, porque ahora paso a discutir las evidencias en contrario.
Ya he mencionado a tres causas que concurrieron en la mala traducción de “alectora foonesais” como “canto del gallo” cuando significa “cacareo” y a su vez, equivale a la madrugada según el léxico tanto judío como romano. Pero hay una cuarta causa para el error; y está en los Evangelio según Lucas, y según Juan.

Más arriba, afirmo que Jesús no se refirió a un gallo real cantando. Esa afirmación mía es un artificio didáctico, pues si bien es verdad en Mateo y en Marcos, no es así en los otros dos Evangelios. En Lucas 22:60-61 se narra la reacción de Pedro al cantar el gallo. Ese gallo canta en el versículo 60 y Lucas usa los mismos términos que discutimos arriba; es un gallo real que está cantando. Luego, en el versículo 61 Pedro recuerda las palabras de Jesús las cuales también coinciden con todo lo que he dicho. Pedro recuerda a Jesús mencionando el cacareo o madrugada.
Lo anterior coincide sin problemas, pero la dificultad está en Juan 13:38 y Lucas 22:34 cuando narran respectivamente la primera y la segunda advertencia de Jesús a Pedro. Juan y Lucas ponen en labios de Jesús la palabra alectoor, la cual es gallo. ¿Está esto contradiciendo al mismo Lucas 22:61? ¿Va eso en contra de los otros Evangelios?

La respuesta debe verse desde un punto global. Jesús le hizo a Pedro esta advertencia en tres oportunidades. En las primeras dos, Jesús efectivamente hace referencia a un gallo real. Esto coincide con el gallo que realmente cantó.
Pero también es cierto que en la tercera ocasión, Jesús hace referencia a dos madrugadas a las que llama “cacareo”. Esto también coincide con las dos madrugadas que transcurrieron (o así se expone en el Diamartirón).
Entonces en Mateo y Marcos, Jesús le advirtió a Pedro sobre un límite de tiempo antes del cual habría de haberlo negado tres veces. A su vez y para afianzar sus palabras, en Lucas y en Juan le da a Pedro una señal en forma de canto de gallo, para que éste recuerde y reaccione.
Lo que dice Lucas es que Pedro solamente recordó la advertencia del Maestro cuando escuchó al gallo cantar. Y las palabras que recordó decir al Maestro fueron “dos madrugadas” o “dos cacareos”. En esto sí coincide con Mateo y Marcos ¿por qué? Porque si bien Jesús hizo tres advertencias diferentes, y cada Evangelio recoge a solo una de las tres; los pensamientos de Pedro, y su testimonio al respecto, fueron uno solo.

Por otra parte, las palabras de Jesús según Lucas y según Juan deben ser vueltas a analizar. En esas dos ocasiones Jesús está haciendo una afirmación de lo que no va a suceder. En Lucas 22:34 Jesús dice “Digo te Pedro, no cantará hoy un gallo hasta que tres veces me niegues no conocer”. Y en Juan 13:38 dice “De cierto digo te, de ningún modo un gallo ha de cantar hasta que me niegues tres veces”
La señal que dio Jesús a Pedro no fue el canto del gallo; sinó el silencio del mismo. Y ese “extraño” silencio de los gallos le sería a Pedro por advertencia constante hasta que transcurrieran dos madrugadas. Cumplidas las dos madrugadas sin cantos de gallo; y consumada la triple negación por Pedro; el silencio de los gallos se rompe y se escucha un gallo cantar. Entonces Pedro reacciona.

Porque según Jesús, ¿cuántos gallos habrían de cantar? Lucas y Juan dicen uno; mientras que Mateo y Marcos parecen decir dos. Habría una divergencia de testimonio. Obviamente Lucas y Juan hablan de un solo gallo; mientras que Mateo y Marcos hablan de dos madrugadas, y no de dos gallos.

Y según los Evangelios ¿cuántos gallos cantaron? Mateo, Lucas y Juan contaron a un solo gallo. Ese gallo fue el primero que rompió el silencio de dos madrugadas. Marcos es quien parece hablar de dos. En 14:68 RVR, dice “cantó el gallo”; y en 14:72 “el gallo cantó la segunda vez”. Entonces es solamente Marcos que habla de dos veces en que canta el gallo. Este contradice no solamente a los otros tres sinó que contradice al silencio total que Jesús había anunciado en Lucas y en Juan.

Esta dificultad que nos presenta Marcos fue objeto de mi estudio. La cantidad de gallos que cantaron ha sido un tema que me llamó la atención desde mi juventud, pero ahora ha cobrado proporciones drásticas. Este aparentemente pequeño detalle mereció toda mi atención, y yo llegué a algunas posibles respuestas. Las dos primeras no me resultaron plenamente satisfactorias; pero igualmente las expongo por si algún hermano halla que son de peso. De todos modos, he encontrado una tercera explicación, que al menos a mí, me satisface.

1 Tal vez el texto original de Marcos no decía eso. Tal vez algún hermano del siglo I o II quiso corregir el texto para que el cumplimiento coincidiera con las palabras de Jesús. Porque evidentemente ese hermano no había comprendido la diferencia entre “canto del gallo” como sinónimo de madrugada, y el canto real de un gallo.
Pero ¿hay alguna evidencia que apoye esta teoría de un texto alterado? De hecho, las traducciones más recientes coinciden en omitir “y cantó el gallo” en el versículo 14:68; porque esta frase no aparece en los documentos más confiables. Eso me da pié a conjeturar que “la segunda vez” fuese también un agregado. No sería extraño pues sabemos que hay muchos de estos agregados en los Evangelios y en el resto del Nuevo Testamento. Quizás esa frase en 14:72, fuera agregada en una época bastante temprana; y que luego alguien más; notando que se hablaba de un segundo gallo, sin haber habido un primero; introdujera el agregado al 14:68.
Para mí tiene mucho sentido. Y eso explica muchas cosas. No tenemos documentos como para volver a corregir al 14:72, pero me parece que tenemos fuertes sospechas para dudar de su autenticidad.

2 Pero si lo anterior no resulta suficiente, veremos que Marcos 14:72 es susceptible de ser interpretado de otra manera. Ya identificamos que la dificultad radica en “ejk deutevrou”; lo cual se traduce como “por segunda vez”. Sin embargo la traducción más normal sería “en segundo lugar”. También se puede traducir como “en el lugar posterior” entendiéndose apenas dos lugares, el anterior y el posterior.
El prefijo “ejk”, agrega la idea de origen, descendencia, causa. Si a ello le agregamos el análisis que ya hice [Bautismo y Tentación de Jesucristo] sobre el uso que Marcos hace de “eujqu;"” como significando inmediatez de causa y efecto; obtenemos algo bastante interesante y esclarecedor. Marcos 14:72a “kai; eujqu;" ejk deutevrou” puede interpretarse que a consecuencia directa de esta postrer ocasión en que Pedro niega a Jesús, es que canta el gallo.
El versículo podría leerse: “Y sin necesidad de nada más que esta última vez, un gallo cantó”. Evidentemente no fue entendido así por quién insertó “y cantó el gallo” en el 14:68. Tampoco lo entienden así los traductores modernos. Pero quizás no lo hicieron porque el contexto no se lo exigía; y porque todo el concepto de la pasión como un acontecimiento breve, los guiaba en otro sentido. Por eso sería muy constructivo que los mismos eruditos estudiaran esta propuesta de traducción, y dictaminaran si es técnicamente posible, o si por el contrario está gramaticalmente equivocada.

Las dos explicaciones anteriores tienen sus puntos débiles. La primera demanda que una frase, plenamente apoyada por los documentos más confiables, sea considerada como un agregado posterior. En tal sentido debería ser vuelto a quitar. Pero esa acción no es menos improcedente que la de aquellos que hicieron los agregados para “corregir” lo que pensaban estaba en falta.
La segunda explicación depende de la interpretación del texto griego. Se propone una traducción que si bien es técnicamente factible, no merecerá el apoyo de los eruditos en el idioma. Además, nunca antes, nadie lo había entendido de esa forma.
Por eso es necesario proseguir en el estudio e indagar por otra explicación más satisfactoria y convincente.

3 A lo que yo he llegado es que ese gallo cantando fue el segundo, o el posterior de un par. No se trata del segundo entre un gran número sinó del último de una serie de dos. Esta interpretación ya la he mencionado arriba y es ampliamente confirmada por los buenos diccionarios. El ejemplo más claro lo encuentro en Hebreos 9:28. La segunda venida de Cristo no será una de muchas; y ni siquiera es de la misma naturaleza que la primera. Es la postrera de las únicas dos. Otros ejemplos aparecen en la Septuaginta; 1Reyes 19:5-7; 1 Crónicas 29:22; Jonás 3:1.
Entonces lo que falta identificar es al primero de esa serie de dos gallos. Hubo un hermano del siglo I, que sintió lo mismo, e introdujo en el texto de Marcos un primer gallo en 14:68. Esto ya fue discutido arriba, y nos obliga a continuar la búsqueda.
Como ya dije antes aquí, en el Diamartirón queda patente una estrecha relación entre lo que Jesús dice, y las circunstancias que lo rodeaban en ese momento. Entonces es muy probable que cuando Él estaba haciendo la primera advertencia a Pedro, estuviera en ese momento un gallo cantando. Ese sería el primero de los dos, y desde entonces habría habido un silencio de gallos que debería haber alertado a Pedro.
Eso ocurrió el 14 de Nisán próximos al amanecer y es el relato de Juan 13:36-38. Por lo sencilla de la explicación, y por cómo encaja en la cronología previamente establecida; esta es la que mejor me satisface y convence. Pero lo que más me maravilla es cómo Marcos y Juan se complementan como si ambos Evangelios fuesen obra de un mismo autor. Es que lo son ¿verdad?

Ya he recorrido dos preguntas: “Según Jesús, ¿cuántos gallos habrían de cantar?”, y “según los Evangelios ¿cuántos gallos cantaron?” Mi respuesta es que Jesús dijo que un gallo cantaría después de un inusual silencio; y que eso se cumplió exactamente.
Las próximas dos preguntas son: “según Jesús ¿cuántas madrugadas habían de pasar?”; y “según los Evangelios ¿cuantas madrugadas transcurrieron?” Mi repuesta es que Jesús predijo dos madrugadas, y que las dos madrugadas efectivamente transcurrieron antes de Pedro haberlo negado tres veces.
Puesto de otra forma. ¿Se refirió Jesús a la vigilia “del cacareo”? Mateo y Marcos lo dicen y Lucas lo confirma por boca de Pedro. ¿Se confirmaron esas dos madrugas antes de la triple negación? Ordenando los hechos de forma a respetar todos los indicios se comprueba que sí; y eso se demuestra en el Diamartirón.

Conclusión: en al menos una ocasión Jesús se refiere al transcurso de dos madrugadas antes que Pedro lo hubiere negado. Eso está claro en tres de los Evangelios y no es contradicho por el cuarto. Cualquier interpretación, comentario, arreglo, o armonía que no respete estas palabras de Jesús debe considerarse erróneo.

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